El Mobile World Congress está a la vuelta de la esquina, y ya empiezan a correr los rumores sobre lo que nos presentarán las diferentes compañía en este particular cita. Uno de los que suenan con más fuerza es el de que este será el año en el que empiecen a llegar los primeros smartphones con cuatro núcleos. Sin duda, esto es sinónimo de mayor potencia, lo que hará que las aplicaciones que tengamos en el teléfono funcionen de forma más rápida y eficaz.
Pero seamos sinceros, un número importante de los usuarios de teléfonos inteligentes sólo los quieren para hablar por el WhatsApp, mirar el correo, conectarse a las redes sociales y utilizar algún que otro juego o aplicación. ¿Es necesario para ello un procesador de cuatro núcleos?. Pues probablemente no.
Además, si miramos cualquier encuesta de intención de móviles sobre smartphones, podremos ver como de ellas se deduce que la principal preocupación de los compradores es un móvil cuya batería tenga una mayor duración. No se ve ni rastro de un sector de consumidores que se vea realmente necesitado de un teléfono más potente. Entonces, ¿por qué las compañía están empeñadas en vendernos smartphones con cuatro núcleos?
Pues la respuesta es la de siempre: el marketing es lo que manda. Aunque únicamente utilicemos herramientas de mensajería instantánea y poco más, la publicidad se encargará de convencernos de que un smartphone de cuatro núcleos es absolutamente necesario si queremos estar al día. Y, hay que reconocerlo, la mayoría picaremos y acabaremos pagando un dinero curioso por unas prestaciones que no necesitamos, pero que están a la última.
Claro que también habrá usuarios que sí le saquen el máximo partido a sus smartphones de cuatro núcleos, pero lo cierto es que son los menos.