Aunque sepas lo que te gusta y ya tengas escogido el plato, siempre es bueno seguir mirando lo que ofrece el menú. Así podría comparar la situación de un usuario de telefonía móvil, que teniendo una marca preferida y prácticamente convencido de que su próximo terminal será de la misma marca, podría tener sentimientos “infieles” hacia otra si cree que merece la pena.
En los últims tiempos Apple ha logrado mantener unos índices de satisfacción y de fidelización de cliente muy altos, toda una envidia de la industria donde compiten. Prácticamente 9 de cada 10 personas que han comprado un producto de la compañía californiana repetiría con un producto de la misma. Sin embargo y con respecto al iPhone, que antes logró un índice de fidelización de un 93% con el iPhone 4S, en el iPhone 5 no ha sucedido lo mismo y ese número ha descendido hasta un 88%.
No es que sea una bajada tremenda (aunque con las ventas que maneja Apple cada año supondría la pérdida de muchísimos clientes, y dinero) pero lo sorprendente es que es la primera vez que el índice de fidelización baja, lo que podría significar que los potenciales clientes de Apple, están viendo al iPhone 5 como uno más y no como el que está encima de la cresta de la ola, como venía siendo habitual.
El alto precio del terminal, unido a unas prestaciones que no destacan sobre los productos de la competencia y un iOS 6 que poco ha innovado o mejorado lo que ya había, de hecho en cierto modo ha empeorado en el tema de la navegación y los mapas (y que a su máximo responsable le ha costado el puesto) han tenido algo que ver me temo, desde mi punto de vista.
Quizás Apple coja estos datos y se limpie con ellos o bien todo lo contrario, que les haga despertar y relancen sus ideas.