Desde que a finales del año pasado saliera a la venta la última generación de consolas, PlayStation 4 se ha eriguido como la gran ganadora de la batalla. Sus ventas han sido, casi desde el primer momento, muy superiores a las de la Xbox One, su principal combatiente en la lucha por ganarse a los gamers.
Pero Microsoft ha sabido como dar la vuelta a este revés para que su consola estrella no se convierta en un rotundo fracaso. Y por ello, el pasado mes de junio decidió lanzar una edición que no contenía en Kinect y que salió a la venta a un precio de 399 dólares (algo menos de 350 euros). Los resultados no se han hecho esperar y, según The Next Web, las ventas de la consola se han duplicado en el mes de junio con respecto a los meses anteriores.
Los motivos por los que las ventas de la Xbox One eran tan bajas con respecto a las de su gran rival, la PS4, tenían que ver en parte con el precio (a la vista está), pero también con el catálogo de juegos, que en la consola de Microsoft era mucho más limitado que en la de Sony. Por ello es fácil pensar que, además de la rebaja en su coste, el aumento repentino de las ventas podría estar relacionado con los nuevos títulos para la plataforma que fueron anunciados en el pasado E3. Al fin y al cabo, de nada sirve tener unas prestaciones excelentes si luego no va a haber buenos juegos con los que disfrutarlas.
Microsoft no ha hecho públicas las cifras de ventas concretas, pero teniendo en cuenta que el abril se vendieron 115.ooo unidades, las ventas de junio podrían estar entre las 200.000 y las 500.000.
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