En las últimas semanas se ha hablado mucho del fracaso de Wii U, que ha llevado a Nintendo a números rojos por segundo año consecutivo. Sin embargo, no se trata de la primera vez que una gran empresa del mundo del videojuego pone todos sus esfuerzos en un lanzamiento que luego resulta fallido.
El último caso de gran fracaso que podemos recordar es el de la PS Vita de Sony. Tras el éxito de PSP, y teniendo en cuenta que Playstation es sin duda la consola de sobremesa de referencia, todo apuntaba a que la nueva portátil de la marca sería todo un éxito de ventas. Las críticas fueron buenas, y sus prestaciones eran del gusto de los usuarios, pero probablemente el lanzamiento no se produjera en el momento adecuado. Los smartphones ya estaban empezando a convertirse en sustituitos de las consolas portátiles, y el precio, bastante alto, del terminal hizo que no terminara de cuajar en el mercado.
En la primera década del siglo XXI Sega también tenía su fracaso particular con Dreamcast. Se trataba de la primera consola con capacidad para conectarse a Internet y permitir partidas online, lo que era un índice de éxito. Sin embargo, PlayStation 2 salió a la venta en ese momento dejando a Dreamcast sin apenas tirón entre los usuarios.
Grandes empresas como Apple o Nokia también hicieron sus intentos de introducirse en el mundo del videojuego sin obtener el éxito esperado. Lo más llamativo de todos estos fracasos es que se han producido siempre por parte de equipos con unas prestaciones muy buenas, pero que aún así no lograron conquistar al público. Una muestra de que para vender consolas no sólo es necesario lanzar un buen equipo, sino también elegir el momento adecuado.
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