Los responsables de Samsung decicieron no esperar a la inaguración (hoy) del MWC y presentaron ayer su último lanzamiento en el mercado de los smartphones, el Samsung Galaxy Note 8. Un terminal muy esperado sobre el que se había rumoreado mucho en los últimos meses y que, sin embargo, nos ha dejado un poco fríos. Y es que este dispositivo no guarda demasiadas diferencias con respecto a los anteriores modelos de Note, excepto un aumento de la pantalla hasta las 8 pulgadas.
¿Y si es del mismo tamaño que un iPad Mini y más grande que algunos modelos de Galaxy Tab, por qué no se considera tablet?. Pues porque se puede utilizar para hablar por teléfono. Esa es la gran diferencia entre este terminal y cualquiera que hayamos visto antes: que tenemos una tablet con la que también podemos llamar. Una novedad que desde Samsung nos quieren presentar como impresionante, pero que también puede ser un poco incómoda porque, ¿quién se mete en el bolsillo un dispositivo de 8 pulgadas?.
Además, imaginamos que la mayoría de los usuarios de este phablet (mezcla entre el smartphone y la tablet) utilizarán para hablar micrófono y auriculares, porque ponerse esta tableta en la oreja puede resultar incómodo e incluso ridículo. Sus características técnicas no son malas, pero lo cierto es que se trata de un terminal al que cuesta verle el funcionamiento práctico.
Tampoco destaca especialmente su cámara, de 5 megapíxels. El vídeo en cambio sí es brillante, a 1.080 píxeles. Entre las rarezas, podemos destacar que vuelve el puerto infrarrojos, que podremos utilizar para cambiar de canal el televisor. En resumen, el Note 8 funciona como muchos aparatos en uno, pero sin ser perfecto para ninguna función.