Hace tiempo te contábamos muy emocionados el lanzamiento de Uppleva, un televisor de la marca Sueca IKEA que contaba con la particularidad de ser un todo en uno, integrando la tecnología con el propio mueble para el salón. Todo parecía ser bonito y bello hasta que unos especialistas le han puesto las manos encima y han dado su veredicto, que básicamente podríamos concluir en que es bonito pero mejor estando desconectado.
Así de contundentes se muestran los chicos de M3 (en sueco, probablemente sepas lo mismo que yo…) cuyos análisis del producto son positivos en el apartado de montaje, integración, reproductor y calidad sonido pero donde quizás más importe la calidad del producto, que es en la calidad del propio televisor y su imagen, es donde la crítica se ha echado encima de IKEA, sencillamente no está a la altura de las espectativas y donde esta gente no se hacen los suecos (chiste fácil) a la hora de hablar del televisor.
Contraste muy bajo, negros muy pobres y un balance de blancos que tiende al rojo. No sólo la calidad es mala, sino que su interfaz, que decían ser de lo más minimalista, fácil de usar, muy intuitiva y tal…no funciona nada bien y es hasta fea, además el mando, que sirve para controlar todo el Uppleva, tampoco está a la altura.
Menuda desilusión tenemos encima ante tamaña chapuza de televisor, que cuesta en el modelo más pequeño (unas ridículas 24″ que para el salón, sencillamente, no llena) nada menos que 1000 eurazos. No me termino de creer que la todopoderosa IKEA, líder en ventas durante esta crisis, no haya podido crear un producto mejor, especialmente fallando en lo más importante del conjunto.