Las innovaciones tecnológicas han cambiado nuestra forma de hacer muchas cosas, entre ellas, el escuchar música. Desde aquellos singles y LPs de vinilo al Spotify y las aplicaciones de música en el smartphone ha habido un cambio importante. Y todos los que ahora tenemos más de 25 hemos tenido la oportunidad de convivir con todos los formatos en los que se ha registrado nuestra música favorita.
Los discos de vinilo supusieron el inicio de la industria discográfica. Si nos gustaba un artista nos comprábamos su LP, mientras que si sólo nos gustaba una canción podíamos comprar únicamente el single. El único problema era que había que tener cuidado para que no se rayara.
Después aparecieron las cintas de casette y con ella los primeros dispositivos portátiles, como el walkman. Además, las cintas de casette nos permitían grabar canciones de la radio o de otras cintas que nos prestaban nuestros amigos, marcando los inicios de la piratería.
Tanto cintas como vinilos llegaron a convivir con el CD en sus inicios. La música empezaba a escucharse de forma digital, y el ordenador se convertía en un dispositivo para escuchar música, por lo que las minicadenas empezaban a ser prescindibles. El CD es el formato más antiguo de los que aún permanecen en la actualidad.
La verdadera revolución de la música digital fue el MP3, que permitía guardar archivos de audio con un tamaño muy pequeño. Esto permitió el lanzamiento de reproductores portátiles mucho más pequeños que los walkmans o discmans y los intercambios de música a través de Internet, que aún causan dolores de cabeza a artistas y discográficas.
Pero en los últimos años incluso el MP3 se está quedando atrás. Lo último en música es el streaming, con programas como Spotify o Grooveshark que nos permiten escuchar canciones a través de Internet sin necesidad de descargarlas.