Las curvas están de moda. No hay más que darse una vuelta por la sección de televisores de cualquier centro comercial para darse cuenta de que cada vez hay más modelos que dejan de lado las rectas. Y esta moda por las pantallas curvas ha llegado también a los smartphones. Modelos como el LG Flex, el Galaxy Round o el Note Edge se han convertido en los principales percursores de la idea de acabar con las curvas a la hora de crear una pantalla.
Lo que cabe preguntarse ahora es, ¿realmente tiene alguna ventaja el utilizar pantallas que no sean rectas? Porque las curvas pueden ser muy estéticas, pero si no aportan nada (o peor, si aportan inconvenientes) es poco probable que vayan más allá de ser una moda pasajera para convertirse en algo habitual.
De hecho, algunos estudios indican que los dispositivos móviles con pantallas curvas tienen una durabilidad menor que los rectos, que suelen ser más robustos y más estables. Además, los costes de fabricación de una pantalla flexible son más altos que los de una pantalla recta, lo que deriva en que lo smartphones de este tipo suelen tener precios más altos que el resto. Y para hacernos una idea de los inconvenientes que puede tener una pantalla de esta clase, no hay más que ver que ninguna de las grandes marcas ha elegido las curvas como seña de identidad de sus buques insignia, ni siquiera por diferenciarse del resto.
Está claro que habrá que esperar a ver si en un futuro encontramos smartphones con pantallas curvas más estables y más baratas, pero lo que sí es cierto es que a día de hoy no merecen mucho la pena. Y si no hay una evolución y una investigación al respecto a la de las curvas no será más que una moda pasajera.
Foto | SamsungTomorrow