La adquisición consumada de Nokia por parte de Microsoft constituye la unión de dos gigantes de la industria de la tecnología y la telefonía. Una operación que, además, supone la irrupción en la industria de la telefonía móvil de un nuevo agente dispuesto a ponerles las cosas difíciles a Samsung y Apple.
Microsoft pasó a controlar a uno de los fabricantes de teléfonos móviles a nivel mundial, y se asegura una plataforma para su sistema operativo para móviles y tabletas, Windows Phone, hasta ahora incapaz de competir de tú a tú con Android e iOS.
El profesor de Dirección Tecnológica y Economía Digital de la Escuela de Dirección Anderson de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Uday Karmarkar, dijo que “Microsoft adquiere muchas cosas con esta compra: capacidad de fabricación, buenas marcas (las series Asha y Lumia), gente global como el hasta ahora consejero delegado de Nokia, Stephen Elop, así como una cartera de patentes”, explicó a.
La transacción, anunciada el pasado 3 de septiembre, incluye la venta de todos los activos de Nokia relacionados con el diseño y fabricación de móviles básicos y terminales inteligentes, incluidas las fábricas, los centros de I+D y el traspaso de unos 32.000 empleados.
El acuerdo incluye que Nokia otorga a Microsoft una licencia no exclusiva para la utilización de sus patentes de telefonía móvil durante diez años, con la posibilidad de extender el acuerdo de forma indefinida.
“Con la adquisición de Nokia, Microsoft se convierte en una fuerza importante en el mundo de la telefonía móvil. Junto con Apple y Samsung, es la única firma que posee tanto el sistema operativo como los aparatos, y eso teniendo en cuenta que los sistema operativos de Samsung (Bada y Tizen) no tienen mucha penetración”, indicó Karmarkar a Efe.