Cuando empezaron a generalizarse los teléfonos inteligentes, podríamos decir que se consideraban un lujo caro. Un terminal con todas las últimas prestaciones podía encontrarse entre los 400 y los 800 euros.
Sin embargo, ahora la pelota del mercado está en el tejado de las gamas media y baja. Ahora hay un sector del público que quiere tener la última tecnología en su bolsillo, pero que prefiere un modelo más modesto a dejarse medio sueldo en la compra de un smartphone.
¿Y por qué apuntamos ahora a terminales más económicos? Las dos variables principales son la crisis económica, que hace que muchos simplemente no puedan permitirse invertir lo que cuesta un móvil de alta gama, y por otra la decisión de las grandes operadoras de dejar de subvencionar terminales, que ha provocado que tener un gran smartphone sea ahora mucho más caro que hace unos años.
Pero también ha influido la mejora de las prestaciones de los terminales de gama media-baja. Para lo que utilizamos el smartphone la mayoría (constestar el correo, hablar por WhatsApp o mirar redes sociales) ya no es necesario un móvil de última generación, sino que cualquier modelo sencillito nos es más que suficiente.
Por lo tanto, a la hora de decidir si nos gastamos un dinero en un smartphone puntero o nos conformamos con uno más modesto, es importante que tengamos en cuenta el uso que le vamos a dar. Si queremos darle un uso intensivo quizá nos merezca la pena hacer una inversión, pero si lo vamos a usar para cuatro cosas es más que suficiente con los modelos que encontramos por poco más de 100 euros.
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