Esta semana el hombre ha conseguido un nuevo hito en la historia, un acontecimiento de esos que se pondrán en los libros de historia y que los niños tendrán que estudiar de aquí a unos pocos años. Rossetta y Philae han llegado al cometa al que han estado persiguiendo durante 10 años, pero la misión ha concluido tras el agotamiento de las baterías del módulo Philae.
La misión ha sido todo un éxito, si atendemos al tiempo necesario para su preparación y ejecución, por no hablar de la espera. Que el módulo Philae haya conseguido aterrizar en el cometa y comenzar a transmitir datos, ya es todo un éxito, pero ha habido problemas.
El que mayores quebraderos de cabeza ha dado a los investigadores ha sido el lugar de aterrizaje del módulo Philae, bastante más lejos de lo esperado ya que tuvo un aterrizaje algo complicado y que tras rebotar un par de veces, acabó metida en un lugar de sombra, donde sus paneles solares no podrían recargar sus baterías para que la misión durase más tiempo.
Con la autonomía prevista por los científicos, estos días se han convertido en un frenético trabajo para descargar los datos que emitía la sonda para que la misión pudiese concluirse con el éxito esperado. Antes de que se agotasen las baterías completamente, los científicos de la ESA han puesto a Philae en modo reposo a la espera de que a esa zona donde se ha anclado, llegue más luz solar dentro de unos meses para poder continuar con la misión, si es que las baterías no se congelan mientras tanto.
Como veis, hasta los exploradores espaciales tienen los mismos problemas que nosotros, que no llegamos a terminar el día con la batería del móvil a punto de acabar.