La mayoría de los amantes de la fotografía pensamos que hacer fotos es la mejor manera de conservar nuestros recuerdos. Sin embargo, parece ser que estamos completamente equivocados. Y es que, según un estudio publicado de la Universidad Victoria en Wellington (Nueva Zelanda) que ha sido publicado por NPR, cuando tomamos demasiadas fotografías lo que estamos haciendo es potenciar que esos recuerdos se borren de nuestra memoria.
El motivo, según este estudio, es que cuando cogemos la cámara habitualmente estamos más pendientes de hacer buenas fotos que de disfrutar verdaderamente de los instantes. Y al final lo que queda en nuestra memoria son los momentos, y no las imágenes que guardamos de ellos. El ejemplo explicado en el estudio es el de los padres que hacen demasiadas fotos a sus bebés, que a menudo prestan más atención a la cámara que al propio niño, de manera que años más tarde no puedan tener un recuerdo nítido de sus primeras palabras, sus primeros pasos o su primera sonrisa.
Y es que normalmente queremos hacer buenas fotos para verlas más tarde y disfrutar de los recuerdos, pero lo cierto es que habitualmente no volvemos a mirar esas imágenes nunca más. Cuando las imprimíamos en papel era más común recurrir a un álbum, pero ahora pocos se sientan a explorar los cientos de fotos que tienen guardadas en el ordenador.
No queremos decir con esto, ni mucho menos, que guardar un recuerdo en forma de fotos de nuestros momentos especiales sea perjudicial. Pero todos sabemos que hay veces que vamos a los sitios pensando sólo en hacer cuantas más fotos mejor para luego compartirlas en las redes sociales, y eso es lo que puede hacernos dejar de disfrutar de los pequeños momentos que hacen la vida maravillosa de forma que terminen cayendo en el olvido.
Foto | Jabo