Se calcula que este año el bajón en ventas de las cámaras compactas puede ser del 44%. Una cifra bastante considerable, especialmente si tenemos en cuenta que ya llevan varios años en descenso constante (un 30% en 2012). Pero lo que ha impactado más al mundo de la fotografía es que los smartphones, especialmente los nuevos lanzamientos que potencian sus habilidades fotográficas, también están empezando a provocar un descenso en las ventas de cámaras réflex, según la industria japonesa, principal fabricante a nivel mundial.
Aunque cueste creerlo, marcas de primera fila como Canon y Nikon han bajado sus previsiones de ventas para este año, después de que en los primeros 9 meses de 2013 el mercado de las cámaras réflex haya experimentado un descenso del 16,5% de las ventas.
Entre los últimos modelos de smartphones podemos encontrar maravillas como el Nokia Lumia 1020, con cámara de 41 megapíxels, o los últimos modelos de iPhone, que incluyen estabilizado de imagen o grabación en cámara lenta. Obviamente no tienen la calidad de una cámara profesional, pero hacen unas fotos más que decentes y además tienen una ventaja fundamental, que es la de tener acceso a Internet y permitirnos compartir las imágenes al instante.
Por lo tanto, no podemos decir que una cámara réflex pueda ser sustituido por un smartphone, al menos no para quienes dediquen a la fotografía de forma profesional. Pero para aquellos que sólo quieran hacer fotos para compartirlas con los amigos, un smartphone con una buena cámara probablemente sea la mejor opción.
Como en cualquier tipo de dispositivo electrónico, no se trata tanto de que una opción sea mejor que la otra, sino del uso que le vayamos a dar. E igual de absurdo es que un fotógrafo profesional se conforme con tomar imágenes con el móvil como que un aficionado que únicamente quiere hacer fotos para subirlas a Facebook o a Instagram invierta una suma de dinero importante en una cámara réflex. Cada persona debe buscar el dispositivo que mejor se adapte a sus necesidades.