La lucha contra la piratería no es exclusiva de la Ley Sinde-Wert de nuestro país. Las últimas noticias al respecto nos llevan desde Francia, donde el gobierno se está planteando el cobro de un canon sobre ordenadores, tablets y smartphones, los dispositivos que habitualmente utilizamos para descargar. El dinero recaudado con esta medida iría destinado a la financiación de contenidos culturales.
Esta idea nace de la intención de actualizar la excepción cultural que nació en el país galo en los años 80, según la cual los grandes distribuidores de contenidos están obligados a invertir una parte de sus beneficios en la creación de nuevas obras culturales.
Si adaptamos esta idea a la realidad del siglo XXI, podríamos decir que los fabricantes de ordenadores, smartphones y tablets también se benefician de la distribución de contenidos digitales, y por lo tanto deberían intervenir también en la financiación de los mismos.
Estos fabricantes quizá no se dediquen directamente a la distribución de contenidos, pero venderían mucho menos si no fuera por los mismos.
Esta propuesta no se ha hecho ni mucho menos a la ligera. Tras 9 meses de investigación y entrevistas a diferentes agentes del mercado cultural, se ha realizado un informe denominado Informe Lescure en el que se muestra esta como la mejor opción para adaptarse a los nuevos tiempos.
Francia es ahora mismo uno de los países más duros en las sanciones a los usuarios que descarguen contenidos de forma ilegal. Pero la actual ministra de Cultura no está demasiado de acuerdo con esta normativa, por lo que la aplicación del canon sería la mejor forma de tener contentos a los creadores de contenidos sin tener que ser tan duros contra quienes simplemente han descargado una canción o un película.
Las multas a quienes “pillen” descargando serían muy inferiores a las actuales, y no se privaría de la conexión a Internet a ningún usuario.