Como parte del proceso de reestructuración iniciado en 2012, Sony vendió sus oficinas de Tokio por 1.200 millones de dólares. El complejo “Sony City Osaki” pasó a manos de la empresa Nippon Building Fund, dedicada a los bienes raíces, y “un inversor institucional”, según el comunicado oficial.
A pesar de que el edificio ya no le pertenece Sony permanecerá en el mismo al menos por los próximos cinco años, gracias a un acuerdo de alquiler firmado por separado con los nuevos dueños. La estrategia es idéntica a la de Nokia, que a fines del año pasado vendió sus oficinas en Espoo por 170 millones de euros.
En el caso de Sony, la venta del complejo de oficinas promete ganancias por 440 millones de dólares, aproximadamente. Es una suma importante para la compañía, ya que debe recuperarse de las pérdidas económicas provocadas durante varios años por sus negocios menos exitosos, como la fabricación de televisores LCD.
En 2012 la corporación japonesa ingresó en un agresivo proceso de reestructuración de la mano de Kazuo Hirai, su CEO. En abril del año pasado el ex hombre fuerte de PlayStation dio a conocer el plan “One Sony” y el despido de 10 mil empleados, el equivalente al 6 por ciento de su fuerza laboral global.
Pocos después, en agosto, Sony Mobile anunció la mudanza de sus oficinas desde Suecia a Japón y la reducción del personal. Finalmente en enero de este año el gigante asiático vendió su edificio de Nueva York a cambio de US$1.100 millones.
Pero el éxito de Sony en este proceso de reestructuración no sólo depende del desprendimiento de propiedades y el despido de empleados. La firma asiática necesita productos exitosos que le ayuden a recuperar el dinero perdido durante años. Hoy por hoy su principal esperanza es PlayStation 4.
Vía | Sony.
Imagen | The Raw Story.