Y es que hay dos científicos de la Universidad de Carolina del Norte que han conseguido el hito de convertir una camiseta de algodón en una batería para el móvil.
Lo hicieron con una camiseta blanca, una de esas baratas de algodón que podemos encontrar fácilmente en cualquier tienda. Luego la metieron en una solución de fluoruro y la pusieron bajo altas temperaturas, eso sí, sin oxígeno para que no se quemara.
Así la camiseta de algodón se convirtió en carbono pero manteniendo su flexibilidad original, que permite que se doble sin romperse.
El objetivo, según el doctor Li, es crear una batería flexible que permita el desarrollo de aparatos electrónicos amoldables. Esto hace pensar al científico que los móviles y ordenadores enrollables no están tan lejos.
Cuando intentaron cargar la camiseta a través de pequeños trozos de tela, notaron que el material puede utilizarse para actuar como un condensador, algo que la mayoría de los aparatos electrónicos del mercado tienen para almacenar una carga eléctrica. De hecho, la tela resultó ser un condensador doble, de modo que puede albergar más batería que uno normal.
Pero eso no era suficiente, estos científicos querían ir más allá. Revistieron cada una de las fibras de la tela de algodón convertida en carbono activado con nanoflowers de óxido de manganeso. Vamos, que utilizaron gotas de este compuesto de un espesor de menos de un nanómetro.
Además consiguieron que su rendimiento fuera más que aceptable, ya que después de muchas cargas y descargas su duración no pasó a ser más de un 5% menor.