Hace 20 años, las videollamadas eran cosa de las películas futuristas y las tablets eran un invento de Stanley Kubrick. Pero poco a poco la tecnología que antes nos parecía de ciencia-ficción se va convirtiendo en un elemento indispensable en nuestras vidas. Y cuando vemos esas películas en las que llevamos el ordenador integrado dentro de nuestro cuerpo, nos parece absurdo, pero se nos olvida que antes también nos lo parecían otras cosas que ahora vemos como las más normales. Y lo nuevo de Microsoft, aunque no sea exactamente un chip en nuestro cuerpo, lo cierto es que se asemeja a ese camino.
La cultura Kinect se expande en Microsoft. Lo de dar órdenes a las máquinas a través de gestos ha triunfado tanto que la compañía quiere seguir estudiando ese campo. Ahora ha presentado un prototipo, OmniTouch, que convierte cualquier superficie, desde una pared a la mano del propietario del aparato, en un teclado táctil. Sus autores defienden que hay una enorme cantidad de superficies utilizables en nuestro entorno y destacan que el tamaño de la mano es mayor que el de una pantalla de teléfono inteligente. La imagen siempre se proyecta enfocada aunque cambie la distancia de la proyección ya que se calibra automáticamente.
Ya hay algunos vídeos en la red en los que se pueden ver las posibilidades del aparato, creado por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon en colaboración con Microsoft. La cámara detecta el movimiento de los dedos para hacer cumplir sus órdenes y la superficie de proyección puede desplazarse a voluntad del usuario por el cuerpo humano o a una pared. También funciona sobre materiales rugosos. Una vez proyectado, por ejemplo, el teclado, la cámara analiza la proximidad del dedo a la superficie para interpretar cuando clica en una tecla y distinguir este movimiento de los desplazamientos del dedo por la superficie.